Tailandia, país de los Thais o tierra de los libres. País que nunca ha sido colonizado por una potencia europea. Independiente desde el S.XIII cuando era conocido como el Reino de Siam (hasta 1940 más o menos). Tailandia es un país que ha sufrido un montón de cambios en su gobierno (un total de dieciocho golpes de estado desde la llegada de la democracia en 1988 de nuestro calendario). Tailandia es una monarquía constitucional, en donde la figura del rey está ensalzada, casi, hasta semidiós. Hay fotos de él por todos lados y cualquier tipo de burla puede ser delito.

Aún siendo considerado un país laico, el 95% de los tailandeses son budistas. De los distintos tipos de budismo en el sudeste asiático hay dos que son predominantes sobre el resto: el Mahayana (Gran Vehículo) en el que se llega al Nirvana cuando todos los seres estén listos para ello y el Theravada o Hinayana (Pequeño Vehículo) el cual propugna la liberación individual. En ambas corrientes el camino a la liberación se consigue tras la corrección de ocho manifestaciones del ser humano: hablar, actuar, vivir, esfuerzo, atención, concentración, pensamiento y entendimiento. En Tailandia son Hinayana. Cuanto más bajes hacia Malasia más musulmanes te irás encontrando.

Tailandia ha sido considerado el mayor prostíbulo del mundo desde que los estadounidenses destinados a Vietnam pasaban sus días de permiso por aquí e impulsaron la prostitución hasta ser uno de los principales destinos de turismo sexual. Ha sido castigado con atentados terroristas islamistas, con el devastador tsunami de 2004 y con las pasadas inundaciones de octubre de 2011. Es un país que ha sufrido mucho, en el que sus gentes, a priori, son bruscos con el turista, pero hay que entender muchas cosas y la primera es que el turista llega, hace lo que le viene en gana, pierde las formas que tienen en sus países natales, en algunos casos vienen a consumir todo tipo de drogas y a tener relaciones sexuales y no se preocupan ni tan siquiera en saludar en tailandés. Pero si te interesas tan sólo un poco por su cultura y les sueltas unas cuantas palabras formales en su idioma, obtendrás una de las mejores y más sinceras sonrisas que habrás visto nunca y disfrutarás mucho más de este país con un importante patrimonio cultural e inimaginables playas bañadas por las cálidas aguas del mar de Andamán.