Un día antes de ir a ver Wat Arum decidimos hacer una excursión a este sitio, que, por lo increíble que nos ha parecido le dedicamos un apartado especial.

Un poco de Historia

Ayutthaya era y es una ciudad muy importante para los tailandeses, de hecho su nombre completo es Pra Nakhon Si Ayutthaya que significa “La Sagrada Ciudad de Ayutthaya”.

Situada a escasos noventa kilómetros al norte de Bangkok, en las llanuras centrales. La ciudad fue fundada en 1350 por un príncipe llamado U-Thong, situándola entre el río Chao Phraya, sus afluentes y un par de canales que mandó construir para que la ciudad quedase como en una isla y así fuese fácil de defender de sus rivales invasores birmanos.

El nombre de la ciudad fue cogido del lugar de nacimiento del Dios Rama, Ayodhya, de la epopeya hinduista del Ramayana.

 

Allá por el siglo XVII, Ayutthaya extendió sus conquistas hasta ser el principal imperio de la región, siendo la capital del Reino de Siam durante cuatro siglos.

Pero sus enemigos birmanos, al ver que Ayutthaya se extendía, que se hacía poderosa y hasta Europa ponía interés en ella, decidieron y consiguieron entrar en la capital siamesa tras dos años de continuos asedios, robando su oro, quemando sus edificios, esclavizando a sus gentes, saqueándola hasta dejarla en ruinas.

Un episodio de la historia de Tailandia que nunca olvidaran y por el cual, y lógicamente, siguen teniendo redecillas con su país vecino.

Un poco de la visita

Queríamos haber ido por nuestra cuenta, es decir, buscar y llegar hasta la estación de bus, enterarnos de cual era, saber los horarios, pensar en la comida y bla bla bla… Pero como llevábamos tanto tiempo haciendo lo mismo y es algo que cansa, decidimos ir por la vía rápida pero por la cual no vamos a repetir nunca más. Fuimos a la agencia de viajes que teníamos a los pies del hotel y que tenía buena fama. Pagamos unos mil bahts con todo incluido, transporte, guía y comida. Lo del guía no creáis que nos sirvió de mucho pues estábamos en uno de esos días de “mal inglés” y además el guía hablaba bastante rápido y con una rara entonación.

A eso de las nueve de la mañana cogimos un mini-bus (o una maxi-furgo) y con otros tantos turistas nos dirigimos a esta ciudad que ha crecido alrededor de estas ruinas. Todo empezó bien pero nos sorprendió lo rápido que sucede todo cuando contratas una excursión de esta manera. Paramos, bajamos, nos explica, veinte minutos para recorrerlo (el tiempo iba en función de lo grande que fuera el lugar), subimos, a otro sitio y vuelta a empezar. Pese al calor, las prisas, la gente etc… nos resultó una ciudad de lo más interesante, en cada ruina hay una representación gráfica de cómo era antes del saqueo, tubo que ser impresionante.

En la visita no nos dio tiempo a verlo todo pues es muy grande y los de la agencia nos mostraron los Wats más representativos, al menos para ellos (vimos más de los que pongo a continuación pero no recuerdo sus nombres):

Wat Phra Mahatat. Templo del S. XIV, aunque esté bastante dañado es uno de los más grandes y en el que se encuentra entre las raíces de una higuera una enorme cabeza de Budha. Según parece el árbol creció rodeando dicha cabeza.

 

Wat Phra Si Sanphet. Fue residencia de todos los reyes de Ayutthaya y el complejo más grande. Aún conservan sus grandes Chedis (estupas).

Wat Lokkaya Suthat. Aquí lo más representativo es otro Budha yaciente de cuarenta metros que antiguamente estaba dentro de un templo pero que fue destruido.

 

 

Wat Yai Chai Mongkol. Es una estupa enorme que se construyó en honor a Naresuan por su victoria en una batalla con un príncipe birmano  lomos de un elefante.

 

En cada parada, el guía nos mostraba una foto de hasta donde había llegado el agua en las recientes inundaciones. La verdad es que tuvo que ser horrible. Tailandia está llena de canales y ríos y la gente que vive fuera de la ciudad, vive en unas casas un tanto endebles, que fueron las primeras en sufrirlo. Aún habiendo sido hace poco, apenas hay restos de ellas.

Al volver a los autobuses, había un paso obligado por un sitio donde ofertaban una vuelta en un elefante. Obviamente no subimos pero si que fuimos a verles. Son unos animales increíble pero nos dieron mucha pena verles ahí expuestos para el turista, pero es algo que no se puede evitar, ir allí, ver los templos, ver al elefante pequeño y dar una vuelta en los grandes. El turismo es lo que tiene.

 

Cuando regresamos al hotel no pudimos evitarlo y nos volvimos a dar un masaje, pero esta vez un poco más general y del tipo Thai, es decir, un poco más brusco y con unos cuantos crujidos de vértebras, rodillas y caderas. Madre mía que a gusto nos fuimos a la cama.

Aunque Bangkok nos gustara mucho, nos fuimos con un resabor amargo pues nos quedamos con ganas de más, pero al poco se nos fue, al pensar que nuestro próximo destino era Koh Tao, una isla paradisíaca que nos esperaba en el golfo de Tailandia para zambullirnos en sus cristalinas aguas, bucear y llevarnos alguna amigable sorpresa.